Algunas cuantas verdades que es mejor que no creas

¿Has contenplado la muerte del crepúsculo para dar paso a la sangrante noche?
(sangre negra que inunda todo el hemisferio)
y a los blancos crespones de primavera teñirse de invierno ónix al llegar Keres, fatales sinuosas
a arrebatar los colores del universo?
¿Has vislumbrado la muerte en carne, quebrando huesos y filamentos,
destrozando a la propia vida en las pieles de hombres, mujeres y niños?
Y los gusanos, los gusanos... royendo cual entes dentados los más poderosos
armazones de soldados más poderosos?
¿Has sospechado la muerte en el cuerpo de la virgen, desgarrandola en sus oraciones,
insospechada martir de la fiebre de creer en dioses que violan sus sueños?
Y de la muerte de los escribidores, presas de la propia idea de la muerte, que al imaginarla terminan convirtiendose en los insospechados creadores de ésta y pariendola para luego acabar degollados por sus propias progenies?
No, no te imagines. Simplemente sigue existiendo.
Y que tu dioses te amparen cuando hoy caiga la noche.
Tu solo sigue rezando.


Escrito por Liz Matta Durán.

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