No sé cómo pasa pero estamos las dos sentadas al borde de la cama. La señora de unos cuarenta más o menos, también pelo corto y oscuro, que es exactamente igual a la señora de un meme que pasó de moda hace mucho tiempo, dice que debe extraerme el tumor, que es peligroso, que piense en su hijo. Entonces me inspecciona la cabeza y me somete prácticamente, me tiene acurrucada muy cerca a ella y empieza a tironear una hebra rojoscura de mi fosa nasal izquierda, aquí está -dice-, no me muevo, por primera vez siento que tengo una cosa dentro de la nariz. Ese. Es. El. Tumor.
La vieja jala y jala, yo me revuelvo un poco y trato de ser de ayuda no moviéndome tanto como para estorbarla, de pronto me arranca la hebra y la hebra que extrae va unida a una cosa sanguinolenta y oscura que palpita levísimo. Estoy azorada, ya no me importa el chico. he tenido esa sanguinolencia creciendo en mi nariz todo este tiempo. ¡Es absurdo!
Luego despierto del sueño, creo y me sueno con fuerza la nariz y siento la protuberancia coagulada en la nariz. Creo que me la logro quitar. O no sé. Mi casa tiene un piso y mi novio treinta y picos. Estoy segura de que le quiero y que por eso estoy aquí.