Al seductor innato

Amo tu onanismo impío,
y que me dejes relegada,abandonada,
a merced de ansias innombrables,
Tu homosexualismo,
erótica bofetada,
a mis ansias alocadas,
a mis añoranzas de malditas palabras,
que tragas en tu boca.
No las sueltas, te las guardas,
estúpido tesoro,
de sílabas adornadas
por tus rosados labios,
tan prestos al rictus de odio,
inestimable tu silencio,
cargado de enojos,
de egolatría superflua. (...)

Escribe: Liz Matta Durán