Debajo de ti

/Porque debajo de ti, no hay nada más que la soledad que dejan los desastres naturales,/
/el hombre se borró para dar paso a la decadencia de un puro consumiéndose/
/Y el correr del tiempo/
/Violento, fatal, estadístico./




19.01.16
Limadu

Sendero de piedra

Desviste la memoria
del ardor de los viejos tiempos
El yo cabalga solo
No hay emblema
La bruja, el hado
muere de espanto
en el valle del gris trepanado
Le han salido plumas blancas
bajo el cielo nublado
El yo cabalga solo
Abajo, en la huerta de madre
en los confines de la tierra
se le ha quedado la niña
llorando el destierro
del bienamado.




Reloj de arena


El azúcar se quedó en el fondo de la taza 
un pedazo del rostro de los demás
se descompuso en el té de las mañanas
Nos vimos y callamos
la oficina nos quedó grande
por primera vez

Se pierden los nombres siempre en el fondo
De las iglesias, de los baños, de las casas de cita
El fondo se invierte para ser cielo de azúcar

Al pie del gran reloj de arena
ojos enceguecidos 
cuatro presos 
se arrodillan para orar


Liz del R.

Atadura de metal

Nos hemos creado este mundo
con los resto de los restos
la voz     la nube   los sueños
Pero aun seguimos en el sueño
detrás del sueño detrás del sueño
La palabra nos ata
Nos ata
¡Siéntela!
Arriba está el niño jugando a los astros
Y nosotros abajo nos rompemos
como muñecos de papel

Papiro Ebers/ión



                                                                       
                                                                                        (Papiro Ebers - Egipto)
                                                  


Cada tarde, a las tres en punto, momento exacto en el que la misma avecilla de pecho ensangrentado se posa en la parra caída que colinda con mi ventana, cascabelillo que trina, yo me siento y los dedos sucios del día que no adquirió forma, tiemblan y escriben, desescriben, la avecilla se pierde y la habitación en el punto exacto de ebullición solar, también tiembla, se arruga y desaparece de la pupila oscura de una mujer sin rostro, humanidad, le dicen. Parpadeo, el peso de mi cuerpo es el peso de la casa y de la alfombra celeste que se extiende allá muy lejos, y pienso, debiéramos estar arriba, porque arriba es el suelo, y este abajo, piso de plásticos y cemento, agobia.
Nunca llego a escribir nada, el pájaro es un cuervo, la letra es un grito, y mi cabeza estalla. Aneurisma, dicen. Pero como sea, todo vuela, a través de la ventana, con las piernas que son alas y los ojos que son pozos negros, las palabras se confunden, y a veces, solo a veces, logro olvidarme del dolor, de la ciática, de mi médula espinal chueca, y de que unas cosas son y otras no.
Hago una bolita con el papel en blanco y sí, te recuerdo
La poesía es aquella masa amorfa, aquel papel arrugado con la forma de tu cabeza devastada y sonora.
No he creado más que esta línea de texto en la que puedo desdecirme una y otra vez.
Estoy postrada, muriendo, poesía, y no me salvas       el mundo no me aplasta       las letras no resuenan      niños muertos de hambre recibieron al final el pan que no se acaba. Yo los observo estremecida de estatismo y cada uno de ellos va cayendo lento como una palabra mal dicha y borrada por el viento      tu cabeza, recuerdo que abandono, aleteo tránsfuga de risa sonora, tu cabeza es un papel arrugado de cincuenta años de tinta seca y papiro de Egipto
Yo, vieja y postrada, te recuerdo.





Liz Matta Durán

Celebración solar


El destello suave persigue el inicio incandescente,
Suave morada nuclear,
La melodía se resbala de la luminiscencia infinita,
Destello suave que persigue lo innombrable,
La sombra que recorta el suelo lamido por el llanto
persigue la desaparición más atroz.
Tu muerte y la mía
Es la muerte del mundo

Los dedos estremecidos por la lírica viva 
solo persiguen el descanso en el ojo solar.






Liz del R. sin M. sin D.

Caca de paloma




Rompí en una risa extraña, un torrente anormal de agua fangosa prorrumpiendo por mi garganta y ahogando las palabras que había practicado como oración matituna por casi una semana.
Tú te estabas quietecito con los ojos como dos lunares, así de pequeños, clavados al sol
No sabía qué decir, pero estaba segura, segura, de que era casi tan importante como para sacarte del marasmo, de la maldita tranquilidad, maldita sea, no podía mascullar frase alguna y me mordí fuerte, fuerte los labios, para ahogar el lodo que amenazaba con bañar mis dientes.
-Se te quema la chompa- te dije, medio riendo aún, tentando una frase
-Lo sé - tus ojillos brillaban, calmados perforados por el sabiondo carbón amarillo que colgaba de lo celeste.
El parque se llenó de personas apresuradas y resondrantes y niños chillando por doquier.
No movías ni un bendito músculo.
-Maldita sea, maldita sea!
-...
-Te ha cagado la paloma, muévete!
Y la mierda blancuzca te chorreó la mejilla, dibujando formas sobre tu chompa roja de lana.
-Ya...
Unos cuantos niños que jugaban en el subibaja del parque se acercaron, te miraron entre curiosos y desconcertados- el líquido goteó entonces sobre la hierba - el más grande de ellos se agachó y empezó a lamer el contenido viscoso, los otros dos niños se arrodillaron también.
Era demasiado.
Le di una patada leve al chico para que se apartara.
Una señora se acercó presurosa
-¡Pero cómo se atreve a golpear a un pequeño, descarada! ¡Acaso no le han ense...- y la caca de paloma le cayó encima. Oh, demonios, pensé y busqué a la bendita avesucha causante de tanta lluvia de mierda. Pero no, el cielo estaba límpido, de un celeste impoluto.
La señora me miró enfurecida y sacó de su bolso un trozo de papel toalla.
Ahora me va a caer una resondrada de los mil diablos, pensé yo.
-Señora, disculpe, pero no fue mi intención...
-Descarada, ¡desperdiciando, el maná que cae del cielo! ¡Vergüenza debería darle a tu madre!
Y diciendo eso, se pasó el papel toalla por el cabello  capturando la mierda blancuzca y se la llevó a la boca. -¡Una delicia!



Me alejé lo más rápido que pude  del parque, de la gente y de los niños, 
A lo lejos se veía  caer una lluvia de lo más inusual...
 Maldita sea, aun no sabía  que era lo que tenía que haberte dicho.
Bah! Tal vez no importaba, total, nunca me llevé muy bien con las personas.





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Liz del R. Matta Durán




Musical de Brodway










Podríamos hacer un musical
si es que tu cuerpo
logra copular con un silleta
de teatro
Si es que cantas
y no te pierdes
entre las cosas
Si es que no me pierdo
en la pupila del olvido
y copulo
Copulo
Copulo
Antes del ahogamiento.






Podríamos hacer un musical
Brodway     Ica
mi casa     entre las parras,
tu voz
deslizándose como un tul suave
sobre el cuerpo oscuro,
lloras, tiemblas, te retuerces,
fantasma azul, las butacas están vacías
Me estoy desvaneciendo y aun te veo
Siempre te veo, pero no estoy,
soy esa silla roja abandonada  
             el espectador se ha ido
                    dejándose el alma
los aplausos fueron tragados
                         ahogo de luz
             en el pozo del olvido
Yo, silla, teatro, silencio,
Lloro, tiemblo, me retuerzo,
las palabras se disuelven,
tiras la flor
y luego la recoges
Ries, te excitas, gritas
Copulas
El foco te alumbra
Sujeto desnudo
vestido de verbos
y adjetivos
El tiempo te envuelve
El tiempo y la luz,
nueve y cuarenta
acaba la función,
Copulan,
lo ficticio y la flema,
La flor que has manoseado
se prende en mí
No recuerdo si soy butaca o persona
No importa
Me olvido en tu retina de vidrio
Claro oscuro,
verbo que se pudre
y renace,
Yo me disuelvo
Y no me importa





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Liz del R. sin M. sin D.

Incomunicable

De repente todo se vuelve incomunicable
El salto de una araña tejiendo una nube verde invisible
Pupilas dilatándose en una maraña de interconexiones que palpitan
La faz del sol abrazada por el abismo negro
En silencio los astros habitan otros astros
El abismo es un astro contrayéndose, dilatándose
la cabeza de un niño naciéndose en el muriendo
Todo palpita
Todo vuela
Todo respira

Todo respira
Todo vuela
Todo palpita



(Salvador Dalí - Niño geopolitico observando nacimiento hombre nuevo)



Liz del R. sin M. sin D.

Frontera

En esta frontera de sombra
el aguamar espumosa    triste azul se retira
el último rayo se cierne como un pájaro doliente
luz entre noches    planeta burbuja de solo un instante
el recuerdo es un animal que muerde inesperado
aquella flor de pétalo resquebrajado se estremece
yo soy el animal errante y desgarrado
yo soy la flor asfixiada por la bruma oscura
Un ojo a la distancia se cierra



(Buttermere Lake, with Part of Cromackwater, Cumberland- William Turner)




Liz del R, sin M. sin D.

Azul








(...) La sombra que proyectamos
petit instant,
es una flor azul
de tallo elevado
al que nos asimos
como a un columpio

eterno

(...)




Petit enfant
-Limadu