Desviste la memoria
del ardor de los viejos tiempos
El yo cabalga solo
No hay emblema
La bruja, el hado
muere de espanto
en el valle del gris trepanado
Le han salido plumas blancas
bajo el cielo nublado
El yo cabalga solo
Abajo, en la huerta de madre
en los confines de la tierra
se le ha quedado la niña
llorando el destierro
del bienamado.
Páginas
Reloj de arena
El azúcar se quedó en el fondo de la taza
un pedazo del rostro de los demás
se descompuso en el té de las mañanas
Nos vimos y callamos
la oficina nos quedó grande
por primera vez
Se pierden los nombres siempre en el fondo
De las iglesias, de los baños, de las casas de cita
El fondo se invierte para ser cielo de azúcar
Al pie del gran reloj de arena
ojos enceguecidos
cuatro presos
se arrodillan para orar
Liz del R.
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